¿Los niños con altas capacidades duermen menos?

Es una pregunta que muchos padres de niños con altas capacidades se hacen al observar los patrones de sueño de sus hijos. A diferencia de otros niños, estos pequeños parecen necesitar menos horas de descanso, lo cual puede desconcertar a sus familias. A lo largo de este artículo, analizaremos por qué ocurre esto, qué factores influyen en su descanso y cómo los padres pueden ayudar a que el proceso de dormir sea más llevadero para sus hijos.

¿Por qué los niños con altas capacidades duermen menos?

Una de las características más notables que se ha observado como psicóloga en los niños con altas capacidades es que tienen grandes dificultades tanto para conciliar el sueño como para mantenerlo. De acuerdo con mi experiencia y conocimientos, es común que estos niños experimenten despertares durante la noche. Aunque también es algo que sucede en adultos con estas características, los niños parecen ser más sensibles a los cambios en sus rutinas de descanso.

El problema radica en que estos niños, debido a su alta capacidad intelectual, procesan la información de manera más profunda y tienen una mayor sensibilidad emocional, lo que impacta directamente en su patrón de sueño. Esta sobreexcitación mental es lo que les impide relajarse al final del día, retrasando el momento de ir a la cama. A menudo, el proceso de conciliar el sueño puede llevar mucho más tiempo de lo habitual, extendiendo el ritual de dormir más allá de lo esperado por los padres.

Relación entre altas capacidades y alta sensibilidad

Es importante entender que no todos los niños de alta capacidad son iguales, pero existe una relación entre alta capacidad y alta sensibilidad. Estos niños tienden a experimentar el mundo de manera más intensa y profunda. Esta intensidad emocional no solo afecta su vida diaria, sino también su capacidad para relajarse antes de dormir. Según mi experiencia, he observado que cuando llega la noche, los niños de alta capacidad suelen hacer todo lo posible por retrasar el momento de dormir. Este comportamiento incluye desde pedir más cuentos hasta quejarse de que el pijama les incomoda o que tienen sed.

La razón detrás de esto es compleja, pero una de las hipótesis es que estos niños tienen lo que se llama baja inhibición latente. Esto significa que no filtran los estímulos de la misma manera que otros niños, lo que les deja con una sobrecarga de información sensorial al final del día. Al estar sobreexcitados, les resulta difícil irse a dormir con tranquilidad.

¿Por qué estos niños parecen necesitar menos horas de sueño?

Otra pregunta que se hacen los padres es por qué sus hijos parecen descansar lo suficiente con menos horas de sueño. A veces, aunque duerman solo unos minutos, estos niños se despiertan con energía y listos para afrontar el día. Desde mi experiencia, parece que estos niños, al igual que algunos adultos de alta capacidad, poseen una capacidad de recuperación rápida. Esto puede deberse a que su cerebro pasa más tiempo en la fase de sueño REM, lo que les permite consolidar sus recuerdos y aprendizajes de manera más eficiente.

Algunos estudios sugieren que, aunque duerman menos horas, el tiempo que pasan en sueño REM podría ser mayor que en otros niños. Esto les permite despertarse sintiéndose frescos y recuperados, a pesar de haber dormido menos tiempo.

Estrategias para ayudar a los niños con altas capacidades a dormir mejor

Una estrategia que he observado es útil es no forzar a estos niños a dormir a una hora fija, sino enfocar el proceso de dormir como una transición progresiva hacia la relajación. En lugar de intentar que se duerman a la misma hora todos los días, lo mejor es trabajar en ayudarles a reducir la intensidad de sus pensamientos y su actividad física.

Uno de los trucos más efectivos que recomiendo es establecer una rutina relajante antes de dormir. Bajar el volumen de la casa, hablar con tonos suaves y realizar actividades más tranquilas puede marcar una gran diferencia. En lugar de forzar el sueño, es útil crear un ambiente propicio para que el niño se relaje y se duerma naturalmente.

Además, he encontrado que implementar un “interruptor simbólico” en la cama del niño para “apagar su cerebro” puede ayudar mucho. Este pequeño gesto simbólico les da control sobre el proceso de dormir y les ayuda a aceptar mejor la transición.

La importancia de la relajación progresiva

Como mencioné anteriormente, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los padres de niños con altas capacidades es la resistencia que estos muestran a la hora de dormir. A menudo, intentan retrasar este momento con todo tipo de excusas, como que necesitan un vaso de agua más, quieren escuchar otro cuento, o que su pijama les incomoda. Esta resistencia se debe a que, en muchos casos, están lidiando con una sobrecarga mental.

A lo largo de mi experiencia, he observado que es importante que los padres cambien su enfoque. En lugar de preocuparse por la cantidad exacta de horas que sus hijos duermen, deben concentrarse en ayudarles a alcanzar un estado de relajación que les permita conciliar el sueño de forma natural. Los masajes pueden ser de gran ayuda para estos niños, quienes muchas veces tienen dificultad para desconectar la mente y conectar con su cuerpo. Usar un cepillo de cerdas suaves o un cepillo quirúrgico puede ser una excelente forma de ayudarles a relajarse antes de dormir.

El papel del ambiente en la hora de dormir

Un aspecto que muchas veces se subestima es el ambiente que rodea el momento de dormir. Los niños con altas capacidades son muy sensibles a los cambios en su entorno, por lo que es crucial ajustar el ambiente nocturno para promover el descanso. Durante el día, reciben una gran cantidad de estímulos sensoriales que procesan profundamente. Por la noche, bajar las luces y reducir el ruido ambiental puede ayudarles a entrar en un estado más relajado.

He comprobado que, si bien es importante responder a las demandas de los niños (como pedir un vaso de agua o un cuento adicional), hacerlo en un tono bajo y tranquilo puede ser clave. Hablar en un tono suave, utilizar luces cálidas de baja intensidad, y mantener una rutina relajante antes de dormir, puede hacer una gran diferencia en cómo el niño percibe el momento de ir a la cama.

Estrategias específicas para niños con altas capacidades

Además de ajustar el ambiente, existen varias estrategias que pueden ayudar a los niños con altas capacidades a conciliar el sueño más fácilmente. Aquí algunas recomendaciones basadas en lo que he observado:

  1. Evitar la sobreestimulación antes de dormir: Es fundamental que las actividades intensas cesen al menos una hora antes de la hora de dormir. Las pantallas, los juegos con mucha actividad física o los temas emocionantes deben ser evitados. En su lugar, es recomendable realizar actividades tranquilas como leer un libro o escuchar música suave.
  2. Crear una rutina predecible: A los niños de alta capacidad, al igual que a muchos otros, les resulta difícil afrontar cambios bruscos. Tener una rutina constante que sigan cada noche, como bañarse, ponerse el pijama, leer un libro y luego acostarse, les da una sensación de control sobre el proceso, lo que reduce su ansiedad.
  3. Incorporar técnicas de relajación: En mi experiencia, enseñar a estos niños técnicas de respiración profunda, visualización o incluso meditación guiada puede ser muy beneficioso. Algunos niños responden bien a que se les guíe para “apagar su cerebro”, un ejercicio mental simbólico que les da la sensación de que pueden controlar su propia relajación.

El sueño y la fase REM en niños de alta capacidad

Como mencioné antes, hay estudios que sugieren que los niños con altas capacidades pueden pasar más tiempo en la fase de sueño REM. Esta fase del sueño es crucial para la consolidación de recuerdos y aprendizajes, y parece ser que estos niños, debido a la mayor cantidad de información que procesan durante el día, necesitan más tiempo en esta fase. Esto podría explicar por qué, aunque duermen menos horas, su descanso puede ser más eficiente en términos de calidad. De hecho, se han observado casos en los que estos niños pueden dormir solo un par de horas y aun así despertar llenos de energía.

Mi experiencia personal también respalda esta observación. He conocido a niños que, incluso después de haber dormido poco, muestran un nivel de energía sorprendente al despertar. Esto puede ser desconcertante para los padres, pero es importante entender que estos niños no siempre necesitan las mismas horas de sueño que otros para recuperarse por completo.

Evitar la presión y enfocarse en la relajación

Uno de los mayores errores que pueden cometer los padres es intentar forzar a sus hijos de alta capacidad a dormir una cantidad fija de horas. Como he visto en mi experiencia, esto solo genera frustración tanto en los padres como en los niños. En lugar de presionarlos para que duerman a una hora específica, es más efectivo concentrarse en llevar al niño a un estado de calma y relajación.

Una técnica que he encontrado muy útil es la de instalar un “interruptor simbólico” en la cama del niño, un gesto que él mismo puede utilizar para “apagar su cerebro”. Esto les da la sensación de control y suele funcionar bien, ya que estos niños, cuando entienden por qué algo es necesario, suelen aceptar mejor los cambios y crean hábitos más saludables.

En lugar de imponer horarios estrictos, los padres deberían enfocarse en crear una atmósfera relajada, utilizando técnicas de relajación y ofreciendo la posibilidad de desconectarse de manera natural, sin forzarlos a un sueño que quizás no están listos para tener en ese momento.

Conclusión: Adaptar el descanso a las necesidades del niño

Así pues, los niños con altas capacidades no necesariamente duermen menos porque necesitan menos horas de descanso, sino que su cerebro, debido a su alta actividad, puede tener diferentes necesidades en cuanto al sueño. La clave está en comprender que estos niños procesan más información durante el día y, por lo tanto, les cuesta más desconectarse de esa sobrecarga mental por la noche.

Desde mi experiencia, la mejor estrategia es no centrarse tanto en la cantidad de horas de sueño, sino en crear un ambiente que les ayude a relajarse y a entrar en un estado de calma. Los masajes, las rutinas predecibles, y las técnicas de relajación como la respiración profunda y la visualización pueden ser de gran ayuda. Además, es importante no subestimar el papel de la fase REM en su descanso, ya que es durante esta fase donde consolidan su aprendizaje y logran un descanso más eficiente.

Espero que estos consejos y estrategias sean útiles para los padres que buscan comprender mejor a sus hijos con altas capacidades. A veces, el simple hecho de cambiar la forma en que abordamos el descanso puede hacer una gran diferencia en la vida de estos niños y sus familias.

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