PSICÓLOGA HIPOCONDRÍA EN BARCELONA
Katia Giménez Molins
Psicóloga General Sanitaria y Psicoterapeuta Col. 15408
¿Tienes pensamientos constantes de que tienes alguna enfermedad sin tener indicios médicos? Como psicólogas expertas en hipocondría, te asesorarémos y acompañaremos para impedir que la situación se agrave y solucionarla de una forma eficaz.
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Tu psicóloga para la hipocondría en Barcelona
Cuento con formación y amplia experiencia en el abordaje y tratamiento de los problemas y trastornos de hipocondría que presentan mis pacientes, tanto niños como jóvenes y adultos.
Con la terapia para la hipocondría conseguirás:
Identificar los eventos y experiencias de tu vida que puedan haberte llevado a desarrollar hipocondría.
Entender cómo tus pensamientos y comportamientos están relacionados con tu hipocondría
Desarrollar estrategias para manejar tus síntomas y obsesiones
Durante la primera visita trataremos de identificar y entender las causas que producen la hipocondría, y trazaremos un plan terapéutico con unos objetivos concretos que empezaremos a trabajar desde el primer día.
Te daré recursos que te ayudarán a identificar los pensamientos y situaciones que te están provocando la hipocondría. Durante la terapia, también te enseñaré a desarrollar técnicas y habilidades para acabar con ella. En caso de que sea necesario y como complemento a la psicoterapia, puedo referirte a un psiquiatra para ofrecerte tratamiento farmacológico.
Utilizaremos técnicas para cambiar los miedos y pensamientos hipocondriacos que se produjeron en el pasado, y que siguen influyendo en el presente, como la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a identificar y modificar los pensamientos y comportamientos que contribuyen a la hipocondría, y la terapia de exposición, que ayuda a exponerte a situaciones que te provocan ansiedad, de forma gradual y controlada
- Psicóloga Clínica - Habilitación Sanitaria - Colegiada Número 15408
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Psicoterapia en mi acogedor espacio en Barcelona.
Terapia Online
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Cita Pronto
Puedo darte hora en pocos días para que empieces cuanto antes.
1ª Consulta Gratis
Consulta telefónica de 15-20 minutos sin compromiso.
Problemas que puedo solucionar
¿En qué casos te ayudará la psicoterapia?
Como psicóloga con experiencia en hipocondría, he tratado y ayudado a muchas personas que sufrían algunos de los siguientes síntomas:
➤ Estar constantemente pensando en su salud y preocupado por la posibilidad de enfermarse
➤ Interpretar erróneamente los síntomas normales como signos de una enfermedad grave
➤ Buscar atención médica con frecuencia, incluso cuando los médicos les dicen que no están enfermos
➤ Evitar situaciones que pueden provocarles ansiedad, como estar cerca de personas enfermas o hablar de temas relacionados con la salud
Beneficios de la terapia para la hipocondría
¿Qué cambios experimentarás con la terapia?
Durante la terapia te daré recursos que conseguirán eliminar lo pensamientos negativos, te enseñaré técnicas conductuales adaptadas a ti y, juntos, programaremos una serie de actividades que te ayudarán a recuperarte. Con todo ello, gradualmente conseguirás:
Reducir la ansiedad y el miedo a la enfermedad que se teme para poder retomar y mejorar la calidad de vida
Lograr una desensibilización ante la enfermedad y la muerte de forma que se sitúe el miedo en términos razonables para que finalmente pueda acercarse a ellas sin angustia y sin miedo.
Comenzar a reinterpretar las sensaciones corporales y sentir también aquellas que son agradables o neutras para que el cuerpo deje de ser una fuente de dolor o temor y se pueda convertir en un generador de placer y confianza.
Enfrentar con éxito otros problemas que aparecen en la vida cotidiana, como toma de decisiones difíciles, cambio de trabajo, separaciones, problemas de relación…
Tomar decisiones más informadas sobre la salud y cuidarse de forma adecuada
Resultados palpables en pocas sesiones
¿Cuántas sesiones o tiempo dura la terapia?
Aunque cada persona llega con una situación única y concreta, nunca se puede generalizar y el tratamiento siempre es personalizado, en términos generales y según mi experiencia, afortunadamente el tratamiento de la hipocondría es de los que más rápido alcanza resultados satisfactorios, siendo el número de sesiones medio para ver cambios significativos de aproximadamente entre 6 y 8.
Dependiendo de la disponibilidad del paciente, o de lo avanzada que esté la terapia, las sesiones pueden realizarse cada semana o cada dos semanas.
Para obtener mejores resultados, aconsejo al paciente que realice ciertos ejercicios también fuera de la consulta.
El mejor precio posible
Precios y tarifas asequibles para todos
Terapia Infantil y Juvenil - 50€
Sesiones de 45 minutos
Terapia Adultos - 60€
Sesiones de 60 minutos
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Datos de mi espacio
Psicologia Montjuic
Mi centro de psicología está situado muy cerca de Plaza España, y podemos vernos de lunes a viernes de 9 a 21h (otros horarios a convenir).
Dirección: Av Paral·lel 180 Esc A Entlo 4, 08015, Barcelona
Teléfono: 623 174 121
Email: katia@psicologiamontjuic.com
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Sílvia Sumell Canalda
Psicóloga Forense y Sanitaria Colegiada 13350
Resuelve todas tus dudas
Preguntas frecuentes
Sí. Puedes contactar conmigo a través de whatsapp (623174121) o por e-mail (katia@psicologiamontjuic.com) y resolveré tus dudas. También podemos hablar por teléfono para tener una primera toma de contacto de forma totalmente gratuita.
En primer lugar, hago un análisis detallado de tus necesidades para encontrar el tratamiento más adecuado. La intervención siempre es individualizada.
En el caso de los adultos, las duración de la sesiones es de 60 minutos. En adolescentes y niños, la duración es de 45 minutos.
El tiempo estimado de un proceso de terapia puede variar en función de la complejidad del motivo de la consulta y del tipo de tratamiento utilizado. Sin embargo, el promedio de las terapias tiene una duración de entre 8 y 12 sesiones.
La psicoterapia te puede ayudar con una amplia gama de problemas, desde problemas más específicos y actuales como un duelo, estrés, dificultades en las relaciones o problemas relacionados con el trabajo, hasta problemas más profundos y complejos, como trastornos alimentarios, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad o trastornos de la personalidad.
Tras la primera consulta, haré una valoración de lo que te puede estar ocurriendo y te plantearé un plan o estrategia de tratamiento con el que sabrás si los problemas con los que deseas ayuda se pueden resolver en psicoterapia, o si es necesario un enfoque más específico o quizás la participación de otros profesionales (psiquiatra, por ejemplo).
Sí, por supuesto. Todas las psicólogas, por ley y por su Código Deontológico, deben mantener secreto profesional y garantizar absoluta confidencialidad.
Información práctica sobre la hipocondría
¿Qué es la hipocondría?
La hipocondría es un trastorno en el que las personas se preocupan demasiado por su salud. Cuando sienten un dolor o una molestia, piensan que tienen una enfermedad grave, incluso cuando los médicos les dicen que no es así. Este problema se debe a que las personas con hipocondría tienen miedo a enfermarse o morir. Para ellas, la enfermedad es algo terrible que les puede quitar la vida.
En nuestra sociedad, la enfermedad y la muerte suelen ser temas que no se hablan. Evitamos hablar de ellos y no queremos enfrentarnos a ellos. Esto puede hacer que las personas con hipocondría se sientan aún más aisladas y asustadas. Además, a menudo nos enseñan desde pequeños que el dolor es algo malo que hay que evitar. Esto puede hacer que las personas con hipocondría se preocupen aún más cuando sienten un dolor, incluso si es un dolor normal. Estos factores, que no son exclusivos de nuestros tiempos, pueden contribuir a que algunas personas desarrollen hipocondría.
Sin embargo, la cultura y la información adecuada pueden ayudar a prevenir la hipocondría. Si aprendemos a hablar de la enfermedad y la muerte de forma abierta y honesta, y si enseñamos a los niños que el dolor es algo normal y que no hay que tenerle miedo, podemos ayudar a las personas a superar su miedo a enfermarse.
La Hipocondría es un trastorno que actualmente se incluye en la categoría de los Trastornos Somatomorfos, y que se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente por sufrir una enfermedad grave o mortal (sin que exista evidencia médica que lo sugiera). Las primeras descripciones de este trastorno se remontan a los tiempos de Hipócrates, cuya escuela atribuía su particular sintomatología a una alteración de los humores de la región del hipocondrio (estructura que anatómicamente se localiza en la parte interna de las costillas).
Hipocondría y ansiedad
Los síntomas de la hipocondría han sido un tema de debate entre los expertos. Algunos creen que se trata de un trastorno de ansiedad, mientras que otros creen que es un trastorno somatomorfo.
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por una preocupación excesiva o miedo a situaciones o acontecimientos que son poco o nada peligrosos. Las personas con hipocondría suelen tener un miedo intenso a enfermarse o morir.
Los trastornos somatomorfos se caracterizan por la aparición de síntomas físicos que no tienen una causa médica. Las personas con hipocondría pueden interpretar estos síntomas como una señal de enfermedad grave, incluso cuando los médicos les dicen que no es así.
En la actualidad, la mayoría de los expertos coinciden en que la hipocondría es un trastorno complejo que puede tener elementos tanto de ansiedad como de somatomorfismo.
Esencialmente, la persona que padece hipocondría experimenta una gran ansiedad asociada al temor de sufrir una enfermedad grave o mortal, lo que a menudo la lleva a peregrinar a través de las distintas unidades sanitarias de los servicios hospitalarios (doctor shopping) tratando de obtener un diagnóstico que atenúe su malestar.
A pesar de que el paciente llega a exponerse a procedimientos exploratorios intensos (y a veces muy invasivos), todos los diagnósticos negativos que llega a recibir no consiguen aliviar su miedo y acaban perpetuando la búsqueda de una segunda opinión médica que confirme sus sospechas sobre el estado de salud.
Una diferencia sustancial respecto a los trastornos facticios (en los que la persona finge deliberadamente estar sufriendo una enfermedad grave por los beneficios secundarios que pudieran asociarse a ésta) es que la respuesta ante el diagnóstico (no sufrir enfermedad grave) difiere notablemente: mientras que las personas con trastorno facticio pueden sentirse molestas o indignadas, quienes sufren hipocondría manifiestan un incremento notable de su ansiedad y una sensación generalizada de que los procedimientos que se han llevado a cabo para la evaluación de los síntomas no ha sido todo lo precisa que debiera.
En todo caso, permanece una ansiedad flotante que orbita en torno a un empeoramiento progresivo del estado de salud y las posibles consecuencias que de ello pudieran desprenderse.
Pide cita para mi espacio en Barcelona y acordaremos una hora de visita en la que te vaya bien venir:
¿Cuáles son los síntomas de la hipocondría?
Los síntomas de la hipocondría más generales y comunes pueden dividirse en dos categorías principales:
Síntomas psicológicos:
- Preocupación excesiva por la salud: Están constantemente preocupadas por su salud y por la posibilidad de enfermarse de una enfermedad grave.
- Interpretación errónea de los síntomas: Suelen interpretar los síntomas normales como signos de una enfermedad grave.
- Búsqueda excesiva de atención médica: Buscan atención médica con frecuencia, incluso cuando los médicos les dicen que no están enfermas.
- Evitación de situaciones que pueden provocar ansiedad: Evitan situaciones que pueden provocarles ansiedad, como estar cerca de personas enfermas o hablar de temas relacionados con la salud.
Síntomas físicos:
- Sensaciones corporales: Experimentan sensaciones corporales que pueden ser vagas o difíciles de describir. Estas sensaciones pueden ser leves o intensas, y pueden ser pasajeras o persistentes.
- Dolor: El dolor es un síntoma común de la hipocondría. El dolor puede ser localizado en una parte del cuerpo o puede ser generalizado.
- Fatiga: La fatiga es otro síntoma común de la hipocondría. La fatiga puede ser leve o intensa, y puede interferir en las actividades diarias.
En algunos casos, las personas con hipocondría pueden llegar a desarrollar síntomas físicos reales, como trastornos digestivos, problemas de sueño o dolores de cabeza. Estos síntomas pueden ser causados por el estrés y la ansiedad que la hipocondría provoca.
Es importante tener en cuenta que los síntomas de la hipocondría pueden variar de persona a persona. Algunos pueden experimentar solo unos pocos síntomas, mientras que otros pueden experimentar muchos.
Profundizando en la sintomatología
Las personas con hipocondría tienen una sensibilidad especial a los procesos fisiológicos básicos del organismo. Interpretan estos procesos de forma negativa, llegando a sospechar que se trata de enfermedades graves. Esta preocupación excesiva les lleva a una hipervigilancia constante de su salud, lo que a su vez puede provocarles alteraciones fisiológicas que interpretan como una confirmación de sus temores.
Las personas con hipocondría no solo interpretan de forma negativa los procesos fisiológicos básicos del organismo, sino que también tienden a interpretar de forma negativa otras manifestaciones físicas normales, como lunares, asimetrías anatómicas o cefaleas.
Cuando surgen estas preocupaciones, suelen buscar información sobre un posible diagnóstico en una variedad de fuentes, incluidas las búsquedas en Internet. Sin embargo, la información que se encuentra en Internet a menudo no es fiable, lo que puede aumentar la ansiedad y la preocupación. También suelen hablar de su salud con los demás y buscar confirmación de sus preocupaciones. Esto puede llevar a que su entorno familiar y social también se preocupe por su salud.
La persona con hipocondría, además, tiende a anticipar constantemente las posibles consecuencias de la enfermedad sospechada (proyección hacia el futuro). En casos graves, incluso se ha observado un grado de convicción tan firme que la persona redacta el contenido del testamento vital en previsión de una muerte inminente. En todo caso, la anticipación se manifiesta de muchas formas: preocupación por las consecuencias familiares asociadas al declive de la salud, sueños con contenidos asociados al empeoramiento físico, recreación en la imaginación de escenas específicas en las que el médico confirma la presencia de una patología, etc.
En aquellos casos en los que la persona cree estar sufriendo una enfermedad coronaria puede concurrir un importante temor a que se desencadene un episodio cardíaco espontáneo, lo que puede llegar a limitar a la persona en muchas áreas (laboral, académica, etc.). Este aislamiento autoimpuesto es extensible a la preocupación por otras enfermedades que impliquen episodios agudos que constituyan emergencias sanitarias (miedo de padecer enfermedades neurológicas, digestivas, etc.).
Características de los hipocondríacos
Una característica esencial de quienes padecen hipocondría es la existencia de un conflicto interno entre la aproximación y la evitación de la enfermedad física. Por un lado, necesitan comprobar continuamente que no existen alteraciones en la estructura o función de su organismo, pero por otra parte esta búsqueda incesante incrementa su ansiedad. Así pues, no es extraño que con las repetidas autovaloraciones se perciban señales subjetivas de que algo no funciona como debería (fruto de una interpretación errónea de los síntomas), lo que estimula una intensificación de los procesos exploratorios del propio cuerpo en un ciclo que tiende a perpetuarse.
Con el paso del tiempo, si la persona no recibe atención específica para su hipocondría, la autoexploración ocupa gran parte del tiempo e interfiere notablemente en otras actividades cotidianas (como los estudios, el trabajo o el cuidado de la familia). Además, las visitas constantes a especialistas médicos suponen un gasto sanitario importante (algunos países han diseñado estudios dirigidos a calcular el impacto económico de este trastorno en el sistema sanitario), por lo que el abordaje clínico del trastorno reviste también cierto interés a nivel de gestión de los recursos estatales.
Ciertos estudios sobre la hipocondría también destacan su interferencia en la calidad de las relaciones sociales. Es bien sabido que la preocupación excesiva por el estado de la salud puede conducir a cierto aislamiento social que acaba por deteriorar el vínculo con familiares y amigos. No es difícil que la persona que padece hipocondría se sienta incomprendida por los demás, tanto profesionales sanitarios como miembros de la familia.
La firme convicción de que se está sufriendo un proceso patológico (que se traduce en preguntas persistentes sobre el aspecto físico, p.e.) impacta frontalmente con la opinión de las personas significativas y el equipo sanitario, que insisten en que no existe un problema con base real. De este modo, es muy posible que finalmente la persona con hipocondría acabe por reconocer que sus creencias sobre la salud difieren sustancialmente de la realidad (debido a las múltiples y sucesivas pruebas que contradicen sus temores) pero aún así persiste la incapacidad para detener la preocupación y el flujo constante de pensamiento en torno a la cuestión. En este contexto, es frecuente una percepción de pérdida de control sobre la propia vida emocional que conlleva una situación de indefensión y resignación que eleva la ansiedad.
Hipocondría y ataques de ansiedad o de pánico
Muchos autores consideran que la hipocondría podría incluirse en el grupo de los Trastornos de Ansiedad. Si esto es así se debe, sin duda, a la elevada comorbilidad de este trastorno con alteraciones ansiosas.
Por una parte, se observa que la ansiedad flotante y persistente (poco definida) que acompaña a la hipocondría puede traducirse eventualmente en un ataque de pánico. Los ataques de pánico se caracterizan por una hiperactividad elevadísima del sistema nervioso autónomo (sudoración, taquicardia, temblores, mareos, visión borrosa, esfuerzo respiratorio, etc.), que habitualmente puede confundirse con patologías cardíacas.
Cuando concurren ataques de pánico en una persona con hipocondría es relativamente sencillo que éstos puedan atribuirse a enfermedades latentes y acaben por confirmar los temores que precisamente condujeron a su aparición.
Así pues, los ataques de pánico tienden a hacerse más frecuentes, a inhibir sensiblemente las relaciones sociales y, en los casos más graves, desencadenar un trastorno de angustia que merme sustancialmente la calidad de vida y ejerza un efecto sinérgico sobre la hipocondría original.
Recuerda que puedes realizar las sesiones desde casa de forma online
¿Cuáles son las causas de la hipocondría?
Las causas de la hipocondría no se conocen con certeza, pero se cree que son una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales.
Factores biológicos
Los factores biológicos que pueden contribuir a la hipocondría incluyen:
- Genética: Se ha demostrado que la hipocondría tiene un componente genético. Las personas que tienen familiares con hipocondría tienen un mayor riesgo de desarrollar el trastorno.
- Cambios en el cerebro: Las personas con hipocondría pueden tener cambios en algunas partes del cerebro involucradas en el procesamiento de la ansiedad y el miedo.
Factores psicológicos
Los factores psicológicos que pueden contribuir a la hipocondría incluyen:
- Trastornos de ansiedad: La hipocondría a menudo se asocia con otros trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de pánico.
- Trastornos de personalidad: La hipocondría también puede asociarse con trastornos de personalidad, como el trastorno de personalidad dependiente o el trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo.
- Estilos de pensamiento negativos: Las personas con hipocondría pueden tener estilos de pensamiento negativos que contribuyen a sus preocupaciones sobre la salud. Por ejemplo, pueden centrarse en los síntomas físicos normales y interpretarlos como signos de una enfermedad grave.
Factores ambientales
Los factores ambientales que pueden contribuir a la hipocondría incluyen:
- Experiencias traumáticas: Las experiencias traumáticas, como la muerte de un ser querido o una enfermedad grave, pueden aumentar el riesgo de desarrollar hipocondría.
- Exposición a información sobre la salud: La exposición a información sobre la salud, como la que se encuentra en Internet o en los medios de comunicación, puede aumentar la preocupación por la salud y contribuir al desarrollo de hipocondría.
¿Cómo se diagnostica la hipocondría?
El diagnóstico de la hipocondría se basa en una evaluación clínica de los síntomas y la historia del paciente. En primer lugar, el médico debe descartar otras posibles causas de las preocupaciones sobre la salud, como una enfermedad física real.
A nivel psicológico, todo especialista clínico debe esbozar un buen diagnóstico diferencial respecto al Trastorno de Ansiedad Generalizada y la Hipocondría. En el primero de estos trastornos, se construye un sistema de preocupaciones persistentes en torno a una gran variedad de cuestiones cotidianas (siendo la salud una más de ellas); mientras que en la hipocondría la preocupación se circunscribe al estado de salud y generalmente resulta mucho más intensa. Otro trastorno que es necesario diferenciar de la hipocondría es la conversión.
En la conversión se observan auténticas alteraciones en el funcionamiento del cuerpo (motoras y/o sensoriales, tales como parálisis o alteraciones perceptivas) para las que no existe una base física que pudiera explicarlas, junto a cierta despreocupación por la sintomatología. En el caso de la hipocondría no se observan alteraciones físicas reales (sólo aquellas que la persona percibe a través de la interpretación errónea de señales físicas normales) y la preocupación por los síntomas percibidos puede llegar a ser de intensidad abrumadora.
Una vez se ha esbozado un diagnóstico preciso de la hipocondría es necesario articular un tratamiento personalizado que cubra todas las necesidades asistenciales del paciente. El abordaje especializado del trastorno reviste una importancia capital, puesto que de no llevarse a cabo puede complicarse la situación y extenderse a múltiples áreas de la vida cotidiana. Los tratamientos cognitivo-conductuales han demostrado ampliamente su eficacia para reducir la sintomatología y resolver exitosamente la situación, por lo que se hace recomendable solicitar la atención de un profesional de la Psicología.
Si vives en Barcelona, puedes venir a mi consulta para que yo misma evalúe tu caso.
¿Cómo trabajaremos el problema de la hipocondría durante la terapia?
La terapia para la hipocondría se basa en un tratamiento para este trastorno que se adapta a cada caso personal. Puesto que aunque el diagnóstico sea el mismo, cada persona es única y su malestar es específico. En el fondo, los diagnósticos solamente nos sirven para entendernos entre nosotros y para estructurar los conocimientos.
El primer objetivo que se hace en el tratamiento es interrumpir las soluciones intentadas que no funcionan, porque son las responsables del círculo vicioso perjudicial invalidante y las generadoras de sufrimiento. Luego, pasamos a objetivos más específicos como:
- Reducir la ansiedad y el miedo a la enfermedad
Las personas con hipocondría suelen tener un miedo excesivo a la enfermedad. Este miedo puede interferir en su vida diaria, dificultando el trabajo, las relaciones personales y el disfrute de las actividades cotidianas.
La terapia psicológica ayuda a las personas con hipocondría a identificar los pensamientos y creencias que contribuyen a su ansiedad. Una vez que han identificado estos pensamientos y creencias, pueden empezar a desafiarlos y cambiarlos.
Por ejemplo, una persona con hipocondría puede creer que si tiene un dolor de cabeza, significa que tiene un tumor cerebral. La terapia psicológica puede ayudar a esta persona a comprender que los dolores de cabeza son comunes y que no siempre son un signo de una enfermedad grave.
- Lograr una desensibilización ante la enfermedad y la muerte
La desensibilización es un proceso mediante el cual se expone a una persona a una situación temida de forma gradual y controlada. Esto ayuda a la persona a acostumbrarse a la situación y a reducir su miedo.
En el caso de la hipocondría, la desensibilización puede utilizarse para ayudar a las personas a enfrentarse a la enfermedad y a la muerte. Por ejemplo, una persona con hipocondría puede empezar por exponerse a imágenes o vídeos de personas enfermas. A medida que se va acostumbrando a estas imágenes, puede empezar a exponerse a situaciones más reales, como visitar un hospital o hablar con una persona que haya estado enferma.
- Comenzar a reinterpretar sus sensaciones corporales
Las personas con hipocondría suelen interpretar sus sensaciones corporales de forma errónea. Pueden interpretar un dolor normal como un signo de una enfermedad grave.
La terapia psicológica ayuda a las personas con hipocondría a aprender a identificar las sensaciones corporales normales y a no interpretarlas como signos de una enfermedad grave. Por ejemplo, una persona con hipocondría puede aprender a distinguir entre un dolor de cabeza causado por estrés y un dolor de cabeza causado por una enfermedad grave.
- Enfrentarse a otros problemas de la vida cotidiana
La ansiedad y el miedo a la enfermedad pueden interferir en la capacidad de las personas con hipocondría para afrontar otros problemas de la vida cotidiana. Por ejemplo, una persona con hipocondría puede tener dificultades para tomar decisiones difíciles o para afrontar situaciones estresantes.
La terapia psicológica ayuda a las personas con hipocondría a desarrollar habilidades para afrontar el estrés y las dificultades. Estas habilidades pueden ayudarles a mejorar su calidad de vida en general.
- Tomar decisiones más informadas sobre su salud
Las personas con hipocondría suelen estar preocupadas por su salud y pueden buscar atención médica con frecuencia. Esto puede llevar a pruebas y tratamientos innecesarios.
La terapia psicológica ayuda a las personas con hipocondría a tomar decisiones más informadas sobre su salud. Esto les ayuda a evitar pruebas y tratamientos innecesarios y a centrarse en los cuidados que realmente necesitan.
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