Si eres una persona autista o tienes a alguien cercano que lo tenga, seguramente te habrás preguntado cómo será la vida adulta para ti o para esa persona. El autismo o trastorno del espectro autista (TEA) es una condición que afecta al desarrollo del cerebro y que se manifiesta de forma diferente en cada individuo. Algunas personas autistas tienen más dificultades que otras para comunicarse, relacionarse, adaptarse a los cambios y entender el mundo que les rodea.
Estas dificultades pueden suponer un reto a la hora de afrontar la vida adulta, que implica asumir responsabilidades, tomar decisiones, buscar un empleo, formar una familia, etc. Sin embargo, la vida adulta también ofrece oportunidades de crecimiento, aprendizaje, independencia y felicidad para los autistas, siempre que cuenten con el apoyo adecuado y se respeten sus derechos y necesidades.
En este artículo te voy a hablar de algunos de los aspectos más importantes que debes saber sobre la vida adulta de las personas TEA, tanto los desafíos como las oportunidades que se presentan. Mi objetivo es que puedas comprender mejor esta realidad y que puedas ayudar a las personas autistas a alcanzar su máximo potencial y bienestar.
¿A qué desafíos se enfrentan las personas autistas cuando se hacen adultos?
La vida adulta supone un cambio importante para cualquier persona, pero especialmente para las personas TEA, que pueden encontrar más dificultades para adaptarse a las nuevas situaciones y demandas que se les plantean. Algunos de los desafíos más comunes que se enfrentan en la vida adulta son:
- La falta de recursos y servicios específicos para las personas adultas autistas. La mayoría de los programas y ayudas se centran en la infancia y la adolescencia, dejando un vacío en la etapa adulta. Esto hace que muchas personas TEA se sientan desatendidas, desorientadas y desprotegidas.
- La falta de oportunidades laborales y formativas. El desempleo y la precariedad laboral son muy elevados entre las personas autistas, debido a la discriminación, los prejuicios, la falta de adaptación de los entornos de trabajo y la escasez de programas de formación y orientación profesional. Sin embargo, muchas personas TEA tienen capacidades y talentos que pueden aportar mucho valor al mercado laboral, siempre que se les ofrezca un empleo adecuado a sus intereses, habilidades y necesidades.
- La falta de inclusión y participación social. Los autistas pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones sociales, debido a las barreras de comunicación, la incomprensión, el rechazo o el aislamiento. Esto puede afectar a su autoestima, a su salud mental y a su bienestar emocional. Por eso, es importante que las personas TEA puedan contar con una red de apoyo social, formada por familiares, amigos, profesionales y otras personas con autismo, que les brinde afecto, comprensión y respeto.
- La falta de autonomía e independencia. Muchos TEA dependen de sus familiares o cuidadores para realizar las actividades de la vida diaria, como la higiene, la alimentación, el transporte, las gestiones, etc. Esto puede limitar su libertad, su privacidad y su capacidad de decisión. Por eso, es importante que las personas autistas puedan desarrollar habilidades de autonomía e independencia, que les permitan tener un mayor control sobre su propia vida y sus preferencias.
¿Qué oportunidades se presentan para las personas TEA en la vida adulta?
A pesar de los desafíos que hemos mencionado, la vida adulta también ofrece oportunidades para los autistas, que pueden aprovechar para mejorar su situación y su calidad de vida. Algunas de las oportunidades que se presentan son:
Acceder a un diagnóstico y a una intervención adecuada.
Como hemos dicho, algunas personas TEA no reciben un diagnóstico hasta la edad adulta, lo que puede suponer un alivio y una oportunidad para acceder a los recursos y servicios que necesitan. Además, la intervención en la edad adulta puede ser más eficaz, ya que se adapta a las características, los intereses y las metas de cada persona, y se basa en sus propias motivaciones y demandas.
Encontrar un empleo y una formación acorde a sus capacidades y expectativas.
Aunque el mercado laboral es difícil para las personas neuro divergentes, también existen iniciativas y proyectos que promueven la inclusión laboral de este colectivo, ofreciendo oportunidades de empleo y formación adaptadas a sus perfiles y necesidades.
Algunos ejemplos son las empresas sociales, las cooperativas, los centros especiales de empleo o los programas de empleo con apoyo. Estas opciones pueden ayudarles a desarrollar sus habilidades, a mejorar su autoestima, a generar ingresos y a sentirse útiles y valoradas.
Crear y ampliar su red de apoyo social.
Los autistas pueden beneficiarse de las nuevas tecnologías y las redes sociales para comunicarse y relacionarse con otras personas que comparten sus intereses, aficiones o experiencias. También pueden participar en actividades de ocio, culturales, deportivas o de voluntariado, que les permitan conocer gente, divertirse y contribuir a la sociedad.
Así mismo, pueden acceder a asociaciones, grupos de apoyo o terapias grupales, donde pueden encontrar información, orientación y acompañamiento de otras personas TEA o de profesionales especializados.
Desarrollar su proyecto de vida personal.
Las personas TEA tienen derecho a elegir cómo quieren vivir su vida, de acuerdo con sus preferencias, valores y aspiraciones. Para ello, pueden contar con el apoyo de sus familiares, cuidadores o profesionales, que les ayuden a planificar y a tomar decisiones sobre su futuro.
Algunos aspectos que pueden formar parte de su proyecto de vida personal son: el lugar donde quieren vivir, la persona o las personas con las que quieren convivir, la forma de gestionar su economía, la forma de cuidar su salud, la forma de expresar su sexualidad, la forma de disfrutar de su tiempo libre, etc.
¿Qué estrategias se pueden aplicar para mejorar la vida adulta de los autistas?
Para que puedan afrontar los desafíos y aprovechar las oportunidades que se les presentan en la vida adulta, es importante que se apliquen algunas estrategias que les faciliten el proceso de transición y de adaptación. Algunas de estas estrategias son:
- Elaborar un plan de transición individualizado, que contemple los objetivos, las necesidades, los recursos y los apoyos de cada persona TEA, y que se revise y se actualice periódicamente. Este plan debe incluir aspectos como la formación, el empleo, la vivienda, la salud, el ocio, etc.
- Ofrecer una intervención multidisciplinar, que involucre a diferentes profesionales, como psicólogos, educadores, terapeutas, médicos, etc., que trabajen de forma coordinada y personalizada con la persona autista y su familia, y que le proporcionen orientación, asesoramiento, terapia, seguimiento, etc.
- Fomentar la participación de la persona TEA en la toma de decisiones sobre su vida, respetando su voluntad, sus preferencias y sus derechos, y facilitando los apoyos necesarios para que pueda expresarse y comprender la información. También se debe promover la participación de la familia y de otras personas significativas para él o ella, siempre que sea posible y deseado por la misma.
- Proporcionar una educación inclusiva y de calidad, que se adapte al nivel, al ritmo y al estilo de aprendizaje y que le permita adquirir los conocimientos, las habilidades y las competencias necesarias para su desarrollo personal, social y profesional. También se debe facilitar el acceso a la educación superior o a la formación profesional, según los intereses y sus capacidades.
- Promover su inclusión laboral, ofreciendo oportunidades de empleo y formación acordes a sus perfiles y necesidades, y adaptando los entornos y las condiciones de trabajo a sus características y demandas. También se debe sensibilizar y formar a los empleadores, a los compañeros y a los clientes sobre el autismo, y fomentar una cultura de respeto, de diversidad y de igualdad de oportunidades.
- Facilitar la independencia y la autonomía de las personas autistas, proporcionando los apoyos y las ayudas técnicas necesarias para que puedan realizar las actividades de la vida diaria, como la higiene, la alimentación, el transporte, las gestiones, etc. También se debe ofrecer la posibilidad de elegir el tipo y el lugar de vivienda que más se ajuste a sus preferencias y necesidades, ya sea en el hogar familiar, en una vivienda propia, en una vivienda compartida, en una residencia, etc.
- Potenciar su salud y bienestar, garantizando el acceso a los servicios sanitarios y a los tratamientos médicos que requieran, y previniendo y tratando las posibles comorbilidades que puedan presentar, como la ansiedad, la depresión, el estrés, los trastornos del sueño, etc. También se debe cuidar la salud física, la alimentación, el ejercicio y los hábitos saludables de las personas con autismo, y ofrecerles espacios y actividades que les generen placer, relajación y satisfacción.
- Estimular la comunicación y la interacción social de las personas TEA, utilizando los medios y los recursos que mejor se adapten a sus capacidades y preferencias, como el lenguaje verbal, el lenguaje no verbal, los sistemas alternativos o aumentativos de comunicación, las nuevas tecnologías, etc. También se debe favorecer la creación y el mantenimiento de relaciones sociales, tanto con personas neurodivergentes como con personas neurotípicas, que les aporten afecto, comprensión y respeto.
¿Qué papel juega la psicología en la vida adulta de las personas autistas?
La psicología es una disciplina que puede aportar mucho valor a la vida adulta de los TEA, ya que puede ayudarles a mejorar su calidad de vida, su salud mental, su autoestima, su adaptación, su integración y su felicidad. Algunas de las funciones que puede desempeñar la psicología son:
- Realizar una evaluación psicológica, que permita identificar las características, las fortalezas, las debilidades, las necesidades y los objetivos de cada persona autista, y que sirva de base para elaborar un plan de intervención individualizado y adecuado.
- Ofrecer una terapia psicológica para autistas, que tenga como finalidad mejorar el funcionamiento cognitivo, emocional, conductual y social de la persona TEA, y que se base en técnicas y métodos científicamente validados, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia de integración sensorial, etc.
- Proporcionar un apoyo psicológico, que consista en brindar orientación, asesoramiento, acompañamiento y refuerzo a él o ella y a su familia, y que les ayude a afrontar las dificultades, los cambios, los conflictos, las crisis, etc., que puedan surgir en la vida adulta.
- Realizar una labor de prevención, detección e intervención de los problemas de salud mental que puedan afectarles, como la ansiedad, la depresión, el estrés, los trastornos del sueño, etc., y que puedan interferir en su bienestar y en su desarrollo.
- Desarrollar una labor de sensibilización, formación y divulgación sobre el autismo, dirigida a la sociedad en general y a los diferentes agentes implicados en la vida adulta de las personas TEA, como los profesionales, los empleadores, los compañeros, los amigos, etc., con el fin de promover una mayor comprensión, respeto y aceptación de la diversidad del espectro autista.
La vida adulta de un autista es una etapa llena de desafíos y de oportunidades, que requiere de una atención y de un apoyo adecuados, tanto por parte de la familia, como de los profesionales, como de la sociedad.
Kàtia Giménez Molins
Psicóloga Sanitaria Colegiada 15408
Soy psicóloga y psicoterapeuta con más de 15 años de experiencia realizando terapias a niños, jóvenes y adultos. Formada en la Unidad de Psicología – Trastornos del Neurodesarrollo del Hospital Sant Joan de Déu, y en departamentos de Orientación Psicopedagógica de escuelas e institutos, así como en centros de psicoterapia.
Actualmente ejerzo como psicoterapeuta en el Centro de psicología Montjuic y colabora como tutora de estudios del Máster de Psicología Infantil y Juvenil en la Universitat Oberta de Catalunya.